(Junto a Mario Oliva (ex Grupo Azul), seguro luego de un asado, la imagen es elocuente)
En nuestro pueblo, este amigo musiquero como me gusta decir, por ahí atrevidamente, no necesita presentación. Pero cabe para quienes abran desde algún posible lugar donde las “mentas” de Sergio Chiconi aún no hayan llegado, porque siempre hay tiempo. Que él sea el primero en entrar a la sección “de arte y artistas” no es casualidad sino un sincero reconocimiento a su silenciosa trayectoria musical. Obviamente esto es cosa nuestra porque así lo sentimos y aprovechamos esta vidriera virtual para expresarlo. Respondiendo a una serie de preguntas dijo que sus primeros juegos con la música pondría haber estado influida por el hecho de que su padre Juan Carlos era cantante de los American Swing, de ninguna manera fue obligado a cargar una guitarra, pero si alentado en su iniciación. El Maestro siente que ser músico es un oficio como cualquiera que hace posible vinculaciones desde otros ángulos, y que lo poco que sabe sobre historia, política, arte y todos los etcéteras, salen de esta expresión. Nunca pudo dedicarse exclusivamente a un género musical y confiesa que es una deuda pendiente, y es por eso que le falta tocar bien todo. En la respuesta siguiente le doy un abrazo por concordar en todo su aspecto cuando dice que, “el estrellato no es más que una satisfacción del ego que todos tienen, y más que nadie los artistas”. Interpreto de sus palabras que no hay lugares malos o buenos para tocar, pero allí donde se toque hay que hacerlo bien, eso colma y cubre sus expectativas. En cuanto a los nombres que uno siempre lleva “resguardaditos” en un rincón del corazón o del alma, Sergio afirma con justicia que son aquellos con los que compartió cosas o aprendió algo. Mario Oliva, Carlos Zelko, Mario Baroni, Ramiro Zelko, Luciano Marcuzzi (el tipo que más sabe, subraya), Néstor Bucca, Juan Candiotti, el inolvidable Horacio Castillo incomprensiblemente desaparecido, Sergio Ramayo, Martín Sosa, María Itatí Barrionuevo y Virginia Iturrazpe. En lo más alto, un señor guitarrista como no hay otro -dice terminando- el que tiene música en los dedos, rapidez mental, melodías eternas y todo lo increíble, es Juan Falú. Al mencionarle al grupo que tuvo su padre con gran suceso, Los American Swing, lamentó que su rebeldía adolescente le hizo ignorar la música de su viejo. Un gran error, reconoció, ya que cuando tuvo que tocar con él, no pudo porque le resultó difícil y no estaba preparado para eso, hizo lo que pudo pero lo pasó definitivamente genial.
No quiero agregar nada más y solo agradezco al Maestro su deferencia al haber abierto con buenas palabras esta página que para su persona siempre estará abierta. ¡Gracias Sergio!